Descubre las 10 causas que nos provocan impaciencia en el trabajo

  • ¿Eres impaciente pero no sabes porqué?
  • ¿Explotas de manera irremediable ante ciertas situaciones?
  • ¿No logras estar quieto en una reunión o en la sobremesa de una comida con un grupo de gente?
  • ¿No te gusta tratar con cierto tipo de personas porque piensas que te hacen perder el tiempo?

Ahora que ya conoces el significado y la utilidad de la paciencia, tienes que saber que lo que más me ha costado a mí (y probablemente también te cuesta a ti) a lo largo de estos dos años que llevo trabajando en mi desarrollo personal, ha sido identificar el origen de las cosas que me frenaban o que, en este caso, hacían que me pusiera impaciente con las personas o con las cosas.

¡Yo antes era de los que le daba mil veces al botón del ascensor porque pensaba que así llegaría antes jajaja!”

Si te has sentido identificado con alguna de las preguntas del inicio, o con otras situaciones similares que se te hayan podido venir a la cabeza mientras las leías, sigue leyendo porque me gustaría darte algunas respuestas concretas que podrían ayudar.

causas-impaciencia-paciencia

¿Cuáles son las causas de nuestra impaciencia?

A lo largo de los libros que voy leyendo sobre coaching en el trabajo, siempre saco ideas y aprendizajes que luego comparo con las que ya tenía, o que había ido sacando de otros libros. Y me voy quedando con las que mejor me han venido o con las que más hincapié hacen todos los autores.

Así, las mayores causas que hacen que seamos impacientes en nuestro entorno laboral, pero que también son aplicables a nuestra vida privada, son:

  1. El estrés
  2. Excesiva orientación a la acción
  3. Falta de empatía
  4. La arrogancia
  5. Ser muy inteligente
  6. No saber escuchar
  7. Expectativas o estándares poco realistas
  8. Falta de compostura
  9. Falta de confianza en ti mismo
  10. Falta de planificación y organización

1. El estrés

A nadie se nos escapa que hoy en día vivimos en una sociedad muy estresada, en la que con las nuevas tecnologías todo cambia muy rápido, sobre todo en las empresas y, por tanto, en nuestros trabajos, donde todas las cosas que nos piden son para ayer.

Voy a copiar directamente la definición de estrés del Doctor Antonio Cano Vindel: en la Psicología, estrés suele hacer referencia a ciertos acontecimientos en los cuáles nos encontramos con situaciones que implican demandas fuertes para el individuo, que pueden agotar sus recursos de afrontamiento (tanto físicos como mentales).

Es decir, que el estrés llega cuando las cosas nos superan. Cuando somos incapaces de hacer todo lo que espera de nosotros porque no nos da tiempo a más.

El estrés surge cuando se agotan nuestros recursos para afrontar todo lo que tenemos que hacer”

Tener mil encargos pendientes, tener que ir a buscar a tu hijo al colegio a una hora que a ti te viene muy mal porque estás trabajando, el teléfono, el correo electrónico, y un largo etcétera, son responsabilidades que tenemos en nuestro día a día y que agotan nuestros recursos (e incluso nuestra salud).

El estrés provoca impaciencia

Es estrés suele ser la causa de muchos de nuestros problemas

Ante esta sensación de agobio, muchas veces lo que hacemos es liberar nuestra presión sobre los demás, y por lo tanto acabamos perdiendo la paciencia ellos y, muchas veces, las formas. De forma que, por intentar cumplir todos nuestros compromisos, lo que hacemos es presionar a quienes creemos que nos están frenando.

El estrés es la causa más grande de impaciencia. Trabajo, exámenes, la familia, … Todo suma. Saber lidiar con el estrés va a ser una de las formas soluciones más efectivas para no ser tan impacientes.

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2. Excesiva orientación a la acción

¿Fuerzas soluciones antes de analizar adecuadamente el problema? ¿Presionas a la gente para obtener resultados? ¿Tienes problemas personales con la familia o con tus amigos porque no muestras ningún interés por ellos?

Todas estas cosas pueden significar que eres una persona excesivamente orientada a la acción. Por ejemplo, eso podría significar que cuando empiezas algo eres incapaz de dejarlo a medias y todo lo demás te molesta.

Por ponerte un ejemplo, ésto es algo que se nota mucho en las películas americanas de policías. Parece que no descansan, que viven por y para detener al asesino de turno, hasta el punto de que eso les acaba ocasionando serios problemas con su familia.

Tienen tanto afán por resolver el caso, que dejan de prestar atención a su pareja o a sus hijos, pues lo ven como una pérdida de tiempo que les hace es desviarse de su único y principal objetivo: detener al delincuente. Así, se muestran impacientes o poco accesibles con todo lo que no consideran prioritario para lograr lo que buscan.

Suelen ser personas que no saben relativizar y dar a cada cosa la importancia que se merece.

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3. Falta de empatía

La falta de empatía hace que no comprendas a los demás y que, por tanto, no seas capaz de entender, asimilar y aceptar los problemas que otros pueden encontrarse a la hora de hacer algo.

Las personas poco empáticas son incapaces de aceptar los problemas de los demás”

Imagínate que acabas de empezar a trabajar en ultrajaba nuevo y tu jefe te pide que hagas algo. Él ya lo ha hecho mil veces y por lo tanto no le llevaría más de dos minutos. Sin embargo, tú no lo has hecho nunca y no sabes muy bien por donde empezar ni qué es exactamente lo que tu jefe espera de ti.

En este caso, tu jefe estaría demostrando una total falta de empatía contigo si pierde la paciencia porque no lo haces igual de rápido que él. ¡¿Es incapaz de comprender que es la primera vez que hace eso y que, además, nadie te lo ha explicado?!

impaciencia perder el tiempo

La falta de empatía como causa de impaciencia también puede influir en tus relaciones interpersonales. Por ejemplo, cuando una persona se acerca a ti para hablar de algo, o contarte alguna cosa solo por el hecho de entablar una amistad contigo, y lo que piensas es que te hace perder el tiempo o que, simplemente, no te apetece hablar con ella.

Con ésto no estoy diciendo que siempre tengamos que ceder a los deseos de los demás, ya que nosotros también tenemos nuestras propias responsabilidades que tenemos que cumplir, y no podemos dedicarnos todo el tiempo a “entretener a los demás”. Pero sí hay que intentar mantener la compostura con las personas incluso cuando es el momento menos oportuno.

Si no puedes hablar con esa persona ahora, dale feedback y díselo. Explícale también un motivo para que no se sienta rechazada sin más. Pero sobre todo, sé amable y no pierdas la compostura.

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4. La arrogancia

Una de las características de las personas arrogantes es que siempre creen que tienen la respuesta única y verdadera, y que los demás están equivocados y le hacen perder el tiempo. O que son un obstáculo. Vamos, que son el centro del mundo y todo lo demás molesta. Y pueden llegar a ser tan directos a la hora de decir las cosas, que inhiben o intimidan a los demás.

Con esa mentalidad, una de las actitudes que suelen adoptar es la de la impaciencia. Presionan a los demás para quitárselos de en medio cuanto antes.

Un ejemplo claro de ésto, en el que una persona se acaba poniendo impaciente porque tiene una actitud excesivamente arrogante, lo veo en la carretera cuando tú estás conduciendo a tu ritmo, y alguien se te pega para meterte prisa y que aceleres. ¿Sabes de lo que te hablo verdad? Todos lo hemos sufrido :(

En este caso, la arrogancia del conductor que llevas detrás y que te mete prisa porque eres un obstáculo para él, le llevará a perder la paciencia si no consigue que te apartes.

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5. Ser muy inteligentes

inteligencia como causa de impaciencia

Las personas que abusan de su capacidad intelectual pueden subestimar a los demás

Esta causa es realmente sorprende, y va muy relacionada con la anterior que acabamos de ver, la de la arrogancia. A veces, las personas muy inteligentes tienen problemas para relacionarse con otras personas menos inteligentes, ya que no las valoran y subestiman sus opiniones y sus capacidades.

Por ejemplo, las personas que abusan de sus capacidades intelectuales consideran que su solución es la única correcta y que no necesitan escuchar las de los demás. Eso les hace perder la paciencia, ya que, si su solución es la única correcta, obviamente, las de los demás están equivocadas, y por lo tanto tener que escucharlas es una pérdida de tiempo.

Es un ejemplo burdo, pero para que me entiendas: ¿te acuerdas del típico chuleta de clase en el colegio? Trataba mal a los que consideraba más débiles que él y no tenía paciencia con ellos. Una persona excesivamente inteligente podría actuar de manera similar, aunque ésta vez no en el plano físico, pero sí que ningunea a las personas que considera que no están a su nivel intelectual.

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6. No saber escuchar

Como ya vimos en la entrada de los 7 errores que cometen las personas impacientes (con sus 7 trucos para corregirlos), las personas impacientes tienden a cortar las frases de los demás, o a formar su respuesta en la cabeza antes de que la otra persona haya terminado de hablar.

Pero en este caso, no es la impaciencia la que hace que no escuchemos al otro, sino que el no saber escuchar al otro es lo que hace que nos pongamos impacientes.

Las personas que no saben escuchar y que siempre están cortando a los demás tienden a impacientarse con las conversaciones largas. También suelen detener las conversaciones para hablar ellos.

No saber escuchar a los demás puede ser origen de muchos problemas”

Por ejemplo, imaginate que estás escuchando a una persona a la que, por lo que sea, no puedes interrumpir. E imaginare también que eres una persona que no sabes escuchar y que siempre te formas las ideas en tu cabeza sin terminar de escuchar a los demás, y que, además, sueles hablar en cuanto tienes algo que decir sin esperar a que los otros terminen.

¿Cómo te vas a sentir en esa situación? Pues que como ya crees tener la respuesta y también crees saber lo que va a decir el que está hablando, vas a desear que la otra persona, la que está hablando, llegue cuanto antes a la conclusión de lo que está diciendo. Y si esa persona se alarga, lo que vas a hacer es impacientarte.

Las personas que no saben escuchar a los demás también suelen ser bastante selectivos. Escuchan a algunas personas más que a otras, y es más fácil que pierdan la paciencia si tienen que escuchar a una persona a la que no quieren.

Por otra parte, yo creo que esto último nos pasa a todos. Todos preferimos hablar con unas personas más que con otras, y creo que es normal. Lo que si que hay que intentar hacer es que, si tienes que hablar con una persona con la que no te apetece, seas paciente y amable con ella.

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7. Expectativas o estándares poco realistas

¿Cómo te comportas cuando las cosas salen totalmente al revés de lo que habías previsto en un principio?

Si eres una persona que está demasiado enfocada a la obtención de resultados, o si cuando algo sale mal te bloqueas y te cuesta reaccionar, puede que también te pongas impaciente en esas situaciones.

Tienes que ser consciente de que, por mucho que planees algo, siempre puede salir alguna cosa mal. Por lo que es importante que cuentes con ello y sepas afrontar los imprevistos cuando surjan.

Las personas excesivamente perfeccionistas y que les gusta tener todo bajo control suelen ponerse impacientes cuando algo no sale según lo previsto”

ser muy perfeccionista provoca impaciencia

Fijarse estándares imposibles provoca frustración e impaciencia

Por eso, no ser realista con las cosas a la hora de hacerlas, y fijarte estándares demasiado elevados, aumenta las posibilidades de que las cosas vayan mal o no vayan según lo previsto, y por lo tanto, aumentan también las posibilidades de encontrarte con situaciones que puedan hacer que acabes con tu paciencia.

Desde muy pequeñito yo siempre he sido muy perfeccionista, y cuando estaba haciendo algo con un amigo y se salía del procedimiento que yo había pensado, o el resultado no era lo que yo esperaba, me ponía muy impaciente con él. ¿Te ha pasado a ti alguna vez algo parecido?

Sé realista a la hora de planificar las cosas, y ábrete a la posibilidad de que algo pueda salir mal”

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8. Falta de compostura

Según el Lominger, las personas que tienen problemas de compostura no expresan sus ideas claramente y se alteran en situaciones difíciles y estresantes, dicen lo que no deben cuando explotan, se abruman fácilmente y se ponen a la defensiva, tienden a ser sarcásticos o temperamentales o pueden desequilibrarse en cualquier momento y no saber qué hacer.

He acudido directamente al libro, que considero que es demasiado técnico en la mayor parte de los casos, porque esta vez creo que no lo podría haber explicado mejor. Yo creo que no hay nada más que añadir, ¿verdad?

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9. Falta de confianza en ti mismo

Una de las cosas que genera la falta de confianza en ti mismo es el miedo a las críticas. Por lo tanto, una persona así tenderá a ser muy perfeccionista, para evitar hacer algo mal y que le puedan criticar por ello.

Y como ya has visto antes, por mucho que se planifiquen las cosas, siempre podría salir algo mal. Por lo que intentar hacer siempre todo perfecto será un estándar poco realista y difícil de alcanzar, que hará que las situaciones frustrantes aumenten y que, por tanto, puedan afectar a su compostura.

También, intentarán hacer las cosas lo antes posible para obtener resultados cuanto antes e intentar así agradar a los demás. Por lo tanto, esas prisas serán fuente de más impaciencia.

La falta de confianza en ti mismo hace que te sientas infravalorado, temeroso, y ansioso por conseguir resultados”

Por otra parte, una persona que tiene poca confianza en sí misma, ya no es que solo tenga miedo a las críticas, sino que además tiende a pensar que los demás le están criticando constantemente, y por tanto, se pondrá más impaciente cuanto más expuesta esté.

Es decir, esa persona se mostrará impaciente con los demás si, por ejemplo, tiene que hacer un trabajo de fin de curso que va a ser valorado por un profesor desconocido, o si tiene que hablar en público, o en general, si tiene que enfrentarse a una situación en la que él considera que va a estar más expuesto a las críticas.

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10. Falta de planificación y organización

¡Ésto los que somos estudiantes lo sabemos muy bien!

mapas mentales paciencia

Realizar mapas mentales de las cosas nos ayuda a ser más realistas y menos impacientes

Cuando tenemos un examen y no nos planificamos el estudio, al final llegamos a la última semana con la gran mayoría de las cosas sin hacer. Y miramos hacía atrás para ver qué es lo que hemos hecho en los últimos meses y vemos que, aunque sí que es verdad que no hemos dejado todo para el último momento, lo cierto es que hemos aprovechado el tiempo muy mal.

Entonces entran los nervios, el estrés, y nos volvemos impacientes con cualquier cosa que nos interrumpa en nuestros últimos días de estudio a la desesperada.

Seguro que si has sido estudiante sabes de lo que te estoy hablando jajaja!

Por otra parte, puede que una persona no sea buena planificándose porque no tiene paciencia para establecer metas u objetivos. Y eso podría deberse a que es una persona excesivamente orientada a la acción y a obtener resultados, y que no es capaz de meditar con suficiente calma las cosas antes de decidirse a hacer algo.

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Espero que esta entrada te haya aportado alguna solución a lo que estabas buscando. Si tienes algo que añadir, o alguna pregunta, escríbela en los comentarios, estaré encantado de leerte.

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¡Un abrazo! :)

 

Ésta es la segunda entrada de la serie sobre la paciencia

 

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