Creo sinceramente en los beneficios de tener autocrítica, y en que la capacidad de darnos feedback a nosotros mismos es una de las mejores armas que podemos tener para progresar tanto en el trabajo como en la vida. Y también creo que la capacidad de autocrítica es una de mis mejores armas… pero mi esfuerzo me ha costado saber controlarla para utilizarla en beneficio propio.
Arma de doble filo
Te voy a poner tres ejemplos con los que para que veas porqué la autocrítica puede ser un arma de doble filo, y porqué hay que saber controlarla:
- Bien usada, es un arma muy poderosa para mejorar y crecer en todo lo que haces. Para mí, darme feedback a mí mismo es la base principal sobre la que cimentar nuestro crecimiento y nuestro desarrollo, ya que nos va a permitir darnos cuenta de nuestros errores y mejorarlos. Una persona que carezca de autocrítica será rígida, nunca pensará que tiene la culpa, y a la larga se frustrará porque pensará que todos están en su contra.
- Ser excesivamente autocríticos, y de una manera constante, puede provocar que acabemos infravalorándonos. Esto sería fatal para nuestra autoestima, la haría bajar, y recuperarla luego puede costar mucho.
- La línea que separa la autocrítica del perfeccionismo es muy delgada. Una cosa es plantearse si algo se podría haber hecho mejor (la regla de los tres “qué”), y otra cosa es obsesionarse con hacer todo perfecto. Ser perfeccionista, de partida, ya es un error, ya que hacerlo todo perfecto, sin asumir que nos podemos equivocar, es imposible.
Fíjate en que la diferencia entre autocrítica y perfeccionismo es muy sutil. En ambos casos puede parecer querer hacer las cosas bien, pero lo cierto es que eso no es así.
En la autocrítica aceptamos que nos podemos equivocar, y lo que hacemos es convivir con el error, asumiéndolo, y viendo qué se puede mejorar para la próxima vez. Consiste en analizar nuestras equivocaciones para evitar volver a cometerlas en el futuro, o encontrar nuestros puntos flacos para ver qué competencia deberíamos reforzar.
Normalmente, como más se aprende es a través del ensayo y error. Es decir, aprendemos de nuestras equivocaciones. Pero para que esto funcione, debemos tener el valor de saber que nos equivocamos. Una vez que hayamos asumido esto, seremos capaces de seguir creciendo a través del autoaprendizaje.
Por contra, el perfeccionismo es la obsesión por hacerlo perfecto y por no equivocarse. El perfeccionista no asume que puede equivocarse, y no ve el error como una oportunidad de mejora, sino que lo ve algo malo. O lo asume, pero se autoinculpa y se disgusta. Los perfeccionistas no saben convivir con el error, y eso no es bueno, porque todos nos vamos a equivocar alguna vez.
Del perfeccionismo a la autocrítica

La autocrítica debe ser sosegada, evitando tomarla en caliente
Yo antes era super perfeccionista. No me sentía satisfecho con lo que hacía hasta que no pensaba que ya estaba todo perfecto. Todo tenía que estar milimétricamente planeado y ejecutado. Incluso decía de mí mismo que era muy perfeccionista, ¡y eso lo decía delante de los jefes como si fuera algo bueno!
Poco a poco, cuando me fue picando el gusanillo por querer mejorar y por querer crecer en el trabajo, fui leyendo libros que trataban el tema del perfeccionismo y que hablaban de convivir con el error (si aun no lo has hecho, te recomiendo que te leas estas entradas).
Así, acabé descubriendo que el perfeccionismo no es para nada bueno, ni en el trabajo ni en la vida. Hay que asumir que no podemos hacer todo bien y que hay cosas que se escapan de nuestro control. Pero, eso sí, lo que no hay que hacer es conformarse.
La autocomplaciencia es uno de los peores enemigos que nos podemos encontrar. Pensamientos como “así es suficiente” o “llevo haciéndolo así toda la vida, ¿para qué voy a cambiar?” hay que intentar eliminarlos cuanto antes de nuestra cabeza. Es muy bueno analizarte a ti mismo después de hacer algo para ver si lo podrías haber hecho mejor. Para eso, yo utilizo la regla de los tres “qué”.
Lo bueno de haber sido muy perfeccionista, es que ya tenía bastante facilidad para no conformarme con las cosas, y para replantearme si algo se podría haber hecho mejor. Así que lo que tenía que hacer era rebajar mi nivel de exigencia conmigo mismo para pasar del perfeccionismo obsesivo a la autocrítica constructiva.
Otras personas tal vez son muy conformistas, y lo que tienen que hacer es empezar a plantearse si no hay maneras mejores de hacer las cosas.
Pero, ¿qué es la autocrítica? ¿Y cuándo debo usarla?
La RAE define la autocrítica como el juicio crítico que se realiza sobre obras o comportamientos propios. Y eso es ni más ni menos, un feedback que nos damos a nosotros mismos.
Pero a mí me gustaría matizar una cosa, y es que yo creo que relacionamos la autocrítica con algo malo, es decir, que si nos hacemos autocrítica es porque hemos hecho algo mal. Y ese pensamiento me parece del todo erróneo y negativo (ya sabes, ¡piensa en positivo!).
La autocrítica no solo la tenemos que utilizar cuando hacemos algo mal, ¡sino que también hay que utilizarla cuando hacemos algo bien! Además, hay que hacerla viéndola como algo bueno, ya que nos va a ayudar a mejorar.

Ser autocrítico no es culparte a ti mismo, es querer mejorar
Utilizarla cuando hacemos algo mal parece obvio, ya que si somos conscientes de que algo lo hemos hecho mal, o de que lo podríamos haber hecho mejor, y además queremos mejorar para la próxima vez, nos vamos a autoanalizar para ver qué es lo que podríamos haber hecho distinto.
En este autoanálisis hay que intentar ser lo más objetivos posibles, viendo cuáles son tus oportunidades de mejorar y evitando echar balones fuera. Incluso en las situaciones que escapan de nuestro control también habrá cosas que podríamos haber hecho mejor.
No tener autocrítica hará que no descubramos nuestras propias carencias, con lo que dejaremos de aprovechar todo nuestro potencial para aprender y mejorar.
Quiero recalcar aquí que en este caso la autocrítica no es un castigo, no consiste en culparte a ti mismo cuando has hecho algo mal. Todo lo contrario, consiste en aprender, consiste en encontrar que podrías haber hecho mejor para corregirlo o añadir un nuevo comportamiento en la próxima ocasión similar que se te presente.
Grábate este último párrafo a fuego a fuego: no hay que sobrepasar la línea que separa la autocrítica constructiva de la autocrítica destructiva.
Además, un nivel bajo de autocrítica perjudicará nuestras relaciones con los demás, tanto en el trabajo como en nuestra vida personal, ya que la gente nos verá como a una persona terca que nunca asume sus errores, y con un alto nivel de prepotencia.
Sin embargo, y curiosamente, nosotros podríamos verlo de diferente manera y pensar que son los demás los que están en nuestra contra.
Hay que añadir que dejar de lado la autocrítica tampoco va a ayudar a mejorar nuestra autoestima, es más, ni siquiera va a evitar que ésta resulte dañada, ya que nuestra estima crece cuando nosotros crecemos. Las personas que no son nada críticas consigo mismas y muestran una gran prepotencia delante de los demás, en realidad suelen tener una autoestima muy baja, aunque a veces ni lo sepan, pues en muchos casos llegan a creerse sus propias mentiras de que ellos son los mejores.

La autocrítica debe encontrar mis cosas buenas y mis cosas malas
Beneficios del autoanálisis cuando hacemos algo bien
Por último, no me gustaría terminar la entrada sin señalar una idea: y es que, además, los beneficios del autoanálisis cuando hacemos algo bien, ¡también son enormes! Fíjate, a ver si tú también puedes ver sus virtudes:
1º Nos ayuda a detectar nuestros puntos fuertes y nuestras mejores competencias.
Muchas veces nos obsesionamos con mejorar lo que hacemos mal, y solo nos centramos en eso olvidándonos de que también hay cosas que hacemos bien. Descubrir cuáles son nuestros puntos fuertes es algo genial, porque nos va a ayudar a destacar en algo sin apenas esfuerzo, ya que es algo que de manera innata y sin apenas haberlo practicado se nos da bien hacer.
Cuántas veces ante la pregunta de dime algo positivo de ti, un punto fuerte, nos hemos quedado en blanco y hemos dicho: “positivo no se me ocurre ninguno, pero negativo te diría cien”. ¿Te suena ésto? A mí me ha pasado un montón de veces. Y en este caso el autoanálisis nos puede ayudar: juzgarnos a nosotros mismos cuando hacemos algo bien nos va a ayudar a descubrir qué es exactamente lo que hemos hecho bien y, por tanto, vamos a poder descubrir qué fortalezas tenemos.
2º Es un autorreconocimiento que nos anima a seguir y que nos sube la moral.
Muchas veces es más fácil castigarnos a nosotros mismos que felicitarnos por un trabajo bien hecho. A mí me pasaba y a veces me sigue pasando: parece que hacer bien las cosas es mi obligación, y hacerlas mal algo que hay que evitar.
Aunque esta frase no deja de tener algo de cierto, lo que quiero señalar aquí es que también tenemos que felicitarnos a nosotros mismo diariamente por las cosas que hacemos bien, por los trabajos bien hechos, o por hacer feliz a la persona o personas que están a nuestro lado.
Autorreconocernos a nosotros mismos en lo que hacemos bien nos va a dar un montón de confianza y de felicidad. ¡Pruébalo! Admira tú ultimo trabajo, o disfruta con la felicidad que provocas a los demás. Muchas veces somos nosotros mismos los que generamos las cosas que nos hacen felices y, sin embargo, no nos damos cuenta de ello.
Los beneficios de tener autocrítica.
Si has llegado hasta aquí, estoy seguro de que habrás descubierto por ti mism@ las ventajas de ser autocrític@, aunque si me lo permites, las voy a volver a remarcar:
- La autocomplaciencia es tu peor enemigo, y la autocrítica la mejor arma para vencerla.
- La autocrítica te va a ayudar a crecer tanto en lo personal como en lo profesional. No dejes pasar varios días sin hacer autoanálisis, tanto para mejorar algo, como para reconocerte por algo que has hecho bien.
- La regla de los tres “qué” te va a llevar trabajo intentar aplicarla cada vez que se dé una de las situaciones idóneas para ello, pero nadie dijo que fuese a ser fácil. Lo bueno, es que los procesos internos de autoanálisis se acaban interiorizando de tal manera que acaban haciéndose sin esfuerzo y casi de manera automática.
- Tener autocrítica es una buena señal de que, por lo menos, estás empezando a convivir con el error y quieres mejorar. Si no somos capaces de reconocer lo que hacemos mal, nunca mejoraremos.
- No tener autocrítica no va a ayudar a preservar nuestra autoestima.
- El mundo laboral actual está dando un giro hacía jefes que lo que buscan en ti es capacidad de autocrítica y de adaptación al cambio. Hoy en día hay que ser cada vez más adaptativo, y la capacidad de autocrítica como técnica de autodescubrimiento y mejora te va a permitir estar siempre actualizado y afrontar nuevos cambios con facilidad.
- La autocrítica no es un castigo. No consiste en culparte a ti mismo, sino en encontrar qué es lo que se podría haber hecho mejor.
——————————————————————
Espero que te haya gustado leer este artículo como a mí escribirlo. Me parece un principio básico y necesario para empezar a crecer. Si te ha gustado, sería genial que le dieses a los botones de compartir para que más gente pueda acceder a él. Y si quieres, me puedes dejar un comentario aportando cualquier experiencia o conocimiento que consideres conveniente. ¡Entre todos hacemos más!
Hola Borja.
Primero y ante todo felicitarte por el blog, me está gustando mucho lo que vas escribiendo.
Quería preguntarte cuál es la regla de los tres “qué”, ya que yo la desconozco, y todo lo que pueda aprender mejor que mejor.
Esta entrada me ha abierto los ojos, porque yo, al igual que tú, siempre he dicho que era perfeccionista. Aunque he de decir que no queriendo buscar la perfección, sino desde el punto de vista de dar lo mejor de mi misma. En verdad las palabras tan solo son palabras, todo depende del significado que queramos darles.
Un fuerte saludo y ¡adelante!
Hola Lidia!
Muchas gracias por los ánimos. Saber que lo que escribo llega a alguien me da energías para seguir haciendo este blog.
Con respecto a lo de los tres “qué” tengo una entrada preparada que publicaré este domingo. Te invito a que la leas en cuanto esté publicada porque creo que va a ser bastante interesante.
Y respecto a lo de que las palabras son solo palabras… No subestimes el poder de la palabra y el efecto que puede tener en nuestra mente. Acabar repitiéndonos a nosotros mismos algo durante mucho tiempo puede acabar haciendo que nos lo creamos, sunque pensemos que sea algo inocente. De todos modos escribiré sobre el perfeccionismo más adelante, ya que, como has podido ver, es algo que ha marcado mi vida bastante.
Un saludo y espero seguir viéndote por aquí!