¡Gracias Caro!

Nunca había pensado que empezaría mi andadura en el blog escribiendo una entrada como esta, pero, a decir verdad, lo cierto es que ahora tampoco se me ocurre mejor forma hacerlo. Una de las mejores compañeras que he tenido ha decidido marcharse a otra empresa para seguir desarrollando su carrera profesional.

Carolina era manager donde yo trabajo y llevaba con nosotros algo más de un año, aunque en la empresa ya llevaba más. Y la suya, es una historia de éxito.

Nacida en México, ha vivido en varios países antes de acabar tomando las riendas del departamento donde yo estoy, y aunque han sido solo unos meses trabajando de cerca con ella, ha dejado una grandísima huella en todos nosotros.

¿Por qué?

Pues por varios motivos, pero a mí, sobre todo, por la fuerza de su personalidad. Caro (como le gusta que la llamen) es una persona que emana personalidad por los cuatro costados, que no se deja influenciar por nada ni por nadie, y que es capaz de tomar sus propias decisiones y de valorar a sus trabajadores por sí misma, sin dejarse llevar por lo que digan los demás o por las etiquetas que ya puedan tener algunos.

Cuando se unió a nuestro equipo, ella era la nueva, pues nosotros ya llevábamos trabajando bastantes meses juntos y nos conocíamos todos. Parece difícil llegar de nuevas a un sitio, tomar los mandos de un equipo ya formado y que se conoce, y hacerlo lo mejor que uno sabe sin dejarse dominar por el intentar contentar a todos, ¿verdad?

Bueno, pues ella lo consiguió. ¿Cómo? Siendo ella misma: cercana, amable, sin falsedades, sin prejuicios, sabiendo que no podría hacerlo perfecto en todo, y sobre todo, diciendo las cosas a la cara tal y como ella las pensaba. No dejaba pasar una oportunidad para dar feedback, tanto constructivo como positivo, ya que estaba muy comprometida con nuestro desarrollo. Nos dejaba un gran margen de actuación para poder crecer, y cuando había algún problema con algún cliente o con alguna cosa, ella siempre daba la cara por nosotros.

Para que me entendáis: ella SIEMPRE estaba ahí. Nosotros éramos lo primero. ¡Para ella, nosotros éramos más importantes hasta que los propios clientes! Llevaba muy adentro un principio que para mí es fundamental en un buen líder y del que hablaré más adelante: si el líder se preocupa de cuidar a su equipo y de satisfacer sus necesidades legítimas, buscando así que sus miembros estén a gusto trabajando y que sean felices, el equipo podrá dedicarse al 100% a hacer su trabajo y a cuidar a los clientes. Ella era una gran líder que gozaba de autoridad.

Además, como persona era un diez. Trataba a los demás como a ella le gustaría que le tratasen. Se comprometía contigo y con tu trabajo. Era muy fácil hablar con ella de cualquier cosa de una manera muy natural. Sabía escuchar. Hablabas con tu manager como si estuvieses hablando con una amiga. Se hacía respetar sin echar broncas a nadie. Y cuando te pedía que hicieses algo, era como si te lo pidiese un amigo: por las formas, y porque le ponías el mismo interés y el mismo entusiasmo que si lo hicieses para un amigo.

Se va una gran amiga y una gran manager. Se va a seguir creciendo en otra empresa donde ha encontrado nuevas oportunidades, porque para seguir creciendo hay que cambiar y salir de la zona de confort. Y se va dejando una huella muy profunda en nosotros y un hueco en la empresa muy difícil de cubrir para el que venga detrás.

Enhorabuena por esta nueva etapa que empiezas Caro. Y muchas gracias por todo lo que nos dejas. Gracias por esas conversaciones privadas en las que me hacías sentir como si para ti, yo y mi crecimiento profesional fuésemos lo más importante del mundo en ese momento. Te deseo lo mejor en tu nueva empresa.

¡Gracias Caro!

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Y tú, ¿has tenido la suerte de coincidir con algún jefe que te haya sabido valorar, que haya apreciado tu esfuerzo, que te haya apoyado, y que te haya dejado una gran huella? ¡Háblame de él o de ella en los comentarios!