- ¿Eres una persona impaciente?
- ¿Cortas las frases de los demás para que acaben antes?
- ¿Intentas disimular, pero no dejas de moverte cuando te pones impaciente?
- ¿Te equivocas por actuar antes de tiempo?
- ¿Alguna vez has actuado de forma desagradable con alguien, aunque no te hubiese hecho nada, simplemente porque no te apetecía hablar con él?
En la anterior entrada de esta serie de artículos sobre la paciencia, ya vimos las 10 causas más frecuentes que hacen que nos pongamos impacientes en el trabajo, y que también se podían dar en nuestra vida privada. Además, también habíamos visto ya cómo la paciencia nos permite crear un clima de confianza a nuestro alrededor.
Que nosotros seamos pacientes o impacientes, y que además lo mostremos abiertamente, va a influir mucho en cómo los demás se van a relacionar con nosotros”
En esta entrada me gustaría compartir contigo algunos de los errores más graves que cometemos cuando nos ponemos impacientes y que, a lo mejor, no nos damos cuenta de ello.
Si te has sentido identificad@ con alguna de las preguntas del principio, esta entrada también te resultará útil porque, además, descubrirás algunas soluciones que te funcionarán y te ayudarán a superar la impaciencia.
Tengo que decir que a mí me funcionaron muy bien, sobre todo las del punto número 6.
Como siempre, me voy a enfocar en comportamientos relacionados con nuestro trabajo, pero que también pueden tener repercusión fuera de él. Si estás conmigo en que muchos “vicios”, o formas de comportarnos en el trabajo, también los utilizamos fuera de él, aunque sea de manera inconsciente, estarás también conmigo en que los comportamientos que mejoremos en dicho trabajo, también nos beneficiarán fuera de él.
¿Cómo actúan las personas impacientes? 7 errores que suelen cometer
[Como la entrada es bastante larga por la cantidad de información que contiene, he creado un índice para que vayas directamente donde más te interese. Haz clic en cualquier característica de la lista para ir directamente a ella]
- Actúan precipitadamente
- No saben escuchar
- No soportan que los demás trabajen a un ritmo más lento que el suyo
- No controlan el lenguaje no verbal
- Pueden ser ariscos o desagradables
- Crean sus propias reglas y llevan mal los imprevistos
- No disfrutan con lo que hacen y tampoco dejan disfrutar a los demás
1. Actúan precipitadamente
Normalmente, las personas poco pacientes suelen actuar antes de lo debido, sin tener toda la información mínima necesaria en sus manos, cuando podrían haber esperado perfectamente un poco más hasta conseguir recabar toda esa información.
En el trabajo, otra cosa que suelen hacer es dar respuestas o conclusiones demasiado rápido, incluso antes de que los demás hayan llegado si quiera a entender el problema.
¿Alguna vez le has comentado un problema a tu jefe, y te ha cortado la frase para darte la respuesta sin haber terminado de escucharte?
Proporcionar respuestas de manera precipitada puede hacer que los demás vean en ti cierta soberbia y desinterés por los demás, sobre todo si eso lo acompañas con una actitud de “vamos a pasar a otra cosa, que ésto ya sé yo cómo se hace”. Si encima te equivocas, perderás toda la credibilidad que tenías y harás que los demás no te respeten.
→Prueba a hacer ésto: recuérdate a ti mismo que las cosas llevan su tiempo. Espera a tener la información mínima necesaria antes de actuar. Aunque tampoco es necesario esperar a tener absolutamente toda la información, ya que eso generaría cierto inmovilismo por el miedo a equivocarse.
Por otra parte, en el trabajo o en los grupos, proporcionar soluciones demasiado pronto podría irritar a los demás. No está de más que a veces tomes la iniciativa y seas el primero en hablar, a veces es incluso necesario, pero no transformes eso en una competición por ser siempre el primero en decir algo, ya que generarás irritación entre los demás, hasta el punto de que puedes conseguir que dejen de participar, “total, ya se va a encargar el de siempre de hablar por todos los demás”.
¿Alguna vez has estado en una reunión con el típico compañero que siempre se adelanta y no deja hablar a los demás? ¡Qué pesados son!
Prueba a dejar de vez en cuando que hablen los demás. Se uno más. Mientras esperas a que otros hablen, puedes dedicarte a darle una vuelta a la idea que llevas en mente para definir cuál es verdaderamente la solución que se necesita. Mejor hablar poco y bien, que mucho y mal.
También es útil que argumentes tus respuestas. Haciendo ésto, además de ganar credibilidad, estarás enseñando a los demás la forma que tú tienes de pensar, lo que les puede a ayudar a renovar el punto de vista que tienen sobre el problema y a obtener soluciones por ellos mismos. Estarías inspirando, no imponiendo.
2. Una de las características más importantes de una persona impaciente es que no sabe escuchar
Si constantemente interrumpes o finalizas las frases de los demás cuando dudan, les pides que aceleren o que, directamente, vayan al grano con lo que tienen que decir, podrías acabar intimidando, irritando o frustrando a los de tu alrededor, ya que verían imposible comunicarse contigo y generarías, ademas, sentimiento de que no les valoras y que solo vas a lo tuyo.
Todo esto acabaría dañando las relaciones que tienes con las personas, ya sea en el trabajo o en tu vida privada. No hay cosa que moleste más que el que no te dejen hablar o terminar las frases porque te interrumpen constantemente. Y si encima es para cambiar de tema, peor aun. ¡Seguro que a todos nos ha pasado eso alguna vez! :(
A parte de poco respeto y poco interés por el que está hablando, también se demuestra ser una persona poco paciente si siempre se actúa así. Además, no será agradable tratar con ella.
→Prueba a hacer ésto: en mi caso, la escucha activa es una de las habilidades que he tenido que ir mejorando a lo largo del tiempo (y aun me cuesta) porque yo era muy dado a terminar las frases de los demás cuando veía que se atascaban, o les interrumpía adelantándome a lo que iban a decir.
Y tengo que decir que, desde que intento esperar a que el otro termine para hablar yo, he notado que la otra persona percibe más interés por mi parte hacia lo que me está contando, y eso hace que se sienta más valorada y cómoda conmigo. Además, las conversaciones fluyen de manera más natural.
Prueba a esperar unos pocos segundos más antes de interrumpir a alguien. Éste es el truco que yo utilicé. Si vas haciendo ésto poco a poco, cada vez irás añadiendo más segundos a tu paciencia y al final serás capaz de dejar que el que está hablando termine.
Y no solo eso, muéstrale de manera no verbal interés por lo que está diciendo. No vale de nada dejar hablar a alguien todo el tiempo del mundo si luego no paras de mirar al techo, al reloj, o de ver qué están haciendo los demás.
No basta con escuchar, además, hay que demostrarlo”
3. No soportan que los demás trabajen a un ritmo más lento que el suyo
Normalmente, las personas impacientes pierden la compostura con la gente que lleva un ritmo de trabajo más lento que el suyo porque creen que les están frenando, ya que no saben esperar y lo quieren todo cuanto antes. Además, como ya comenté en la entrada anterior, suelen confundir la paciencia de los demás con vagancia.
Este error hará que la gente se aleje de ti sin que te des cuenta.
No hay que confundir paciencia con vagancia o debilidad”
¿Alguna vez te ha atendido un vendedor que nunca te dejaba acabar las frases, o que te ofrecía lo que él quería en vez de lo que tú necesitabas? ¿Cómo te has sentido en esa situación? Lo más probable es que pensases que en realidad ese vendedor no quería ayudarte ni escucharte, y que sólo quería conseguir venderte algo. Parecía más bien arrogante, egoísta, desinteresado y sabelotodo.
Si no haces más que meter prisa a la gente, diciéndole siempre como deberían hacer las cosas, hasta el punto de imponerles tus procedimientos, y además tampoco les dejas hablar porque no sabes escuchar, vas a generar una sensación de arrogancia hacía los demás que, lo único que va a conseguir, es que esas personas no quieran estar contigo y se acaben alejando de ti.
→Prueba a hacer ésto: como ya he dicho antes, recuerda que las cosas llevan su tiempo. No preguntes constantemente cómo van las cosas y deja libertad a los demás para que trabajen o hagan las cosas como mejor sepan. No preguntes cada 2×3 qué es lo que han hecho hasta ese momento porque, además, lo que haces es interrumpir el ritmo de trabajo.
Escucha, observa, comprende, y después juzga. Ten empatía con las situaciones difíciles que se pueden estar encontrando los demás y ayúdales si puedes.
Solo en caso de ser necesario, da feedback sobre cómo se están haciendo las cosas, pero siempre en un plano de igualdad y sin faltar al respeto a nadie. Procura no perder la compostura en estas situaciones, ya que eso suele ser algo que también hacen las personas impacientes. Al perder los nervios, se pierde la compostura con los demás. Nunca grites.
4. No controlan el lenguaje no verbal
Como ya he ido mencionando a lo largo de la entrada, además de con palabras, la impaciencia también la puedes mostrar con tus acciones. Por ejemplo, si miras la hora constantemente, das golpecitos en la mesa con el dedo, resoplas, cambias de postura frecuentemente, o miras qué hacen los demás, son ejemplos claros de que estás perdiendo la paciencia.
Recuerda que el problema de perder la paciencia muchas veces no es contigo mismo, sino con la percepción que los demás van a tener de ti, por eso es tan importante que sepas controlarte.

Es necesario saber que también te comunicas con los demás incluso cuando no dices nada
→Prueba a hacer ésto: una buena forma de darte cuenta de tu forma de actuar es pidiendo feedback, a alguien que te conozca, para que te diga qué gestos son los que haces cuando estás empezando a ponerte nervioso.
Sé específico a la hora de pedir el feedback: por ejemplo, pídele a alguien que se fije en ti en situaciones concretas en las que sabes que te cuesta mantener la paciencia para que luego te dé su valoración. Si tú mismo sabes cómo actúas cuando pierdes la paciencia, cuéntaselo también, ya que igual él tiene una percepción distinta de eso que les estás contando.
También es útil que intentes ver la situación en perspectiva. Intenta verte desde fuera para ver cómo estás actuando. Tras una situación en la que hayas podido perder la compostura, analiza después qué hiciste bien o qué hiciste mal.
5. Pueden ser ariscos o desagradables
Ésto tiene que ver con la arrogancia y la compostura de la que hemos hablado antes. Hay veces que cuando estamos con alguien y nos impacientamos con él, es porque nos sentimos superiores. Ya sea porque sabemos la solución a los problemas que nos está contando, o simplemente porque juzgamos a la otra persona por su forma de actuar.
Ésto podría llevarnos a actuar de manera grosera o desagradable con ella, mostrando superioridad o soberbia. Y yo creo que a nadie nos gusta tratar con personas demasiado creídas o demasiado soberbias.
Las personas impacientes pueden ser poco accesibles”
Esto es fácil notarlo cuando trabajas con clientes o de cara al público. Muchas veces te preguntan por algo que ya has explicado mil veces a otros, y eso se vuelve repetitivo y te acaba frustrando y haciéndote cada vez más impaciente.
→Prueba a hacer ésto: ejerce la escucha activa y no prejuzgues a los demás. Y cuando digo que no prejuzgues, me refiero a estas dos cosas.
La primera, es que no te adelantes a lo que te quieren decir. Incluso aunque estés seguro al 100% de cómo va a acabar la conversación, deja que la otra persona hable. Seguro que todos hemos tenido ese abuelo que nos ha contado la misma historia como 10 ó 100 veces jajaja.
La otra, es que hay que evitar juzgar a los demás por su forma de actuar o de vestir. Muchas veces, la gente intenta demostrar lo que no es, y a lo mejor lo hace para que así se les trate con más respeto.
Hay que tratar a todos por igual. Ya sé que ésto es fácil de decir y que todos intentamos hacerlo. No lo dudo :) Pero lo cierto es que hoy en día vivimos rodeados de prejuicios. Prejuicios que muchas veces sacamos a la luz incluso de manera inconsciente. Y que conste que yo soy el primero.
6. Crean sus propias reglas y llevan mal los imprevistos
En su afán de hacer las cosas siempre por el camino más rápido, las personas impacientes suelen cambiar las reglas y crear sus propios procedimientos, saltándose los que marca la empresa o los que marcan los demás.
Hacer ésto te podría convertir en una persona demasiado autosuficiente, que no necesita la ayuda de los demás, y que puede estar desconectada de lo que pasa en realidad. Suelen creer que si lo hacen solos avanzarán más rápido. Pero debes pensar que a los que trabajan contigo les gusta sentir que forman parte de algo, así que no los excluyas.
Por otra parte, cuando las cosas se tuercen y no salen como deberían, las personas impacientes tienden a serlo aun mas, pudiendo llegar a culpar a cualquiera que se ponga por delante y liberando su frustración con él.
Solo, llegarás antes. Pero acompañado, llegarás más lejos”
→Prueba a hacer ésto: acepta la ayuda que te ofrezcan los demás. Como ya sabrás si no es la primera vez que me lees, yo antes era muy perfeccionista y necesitaba estar pendiente de todo lo que se hacía, para asegurarme de que el resultado era el que yo quería. Después de leer el libro “No es lo mismo”, entendí que tenía que aprender a aceptar la ayuda de los demás.
En el caso que nos ocupa, delegar o aceptar la ayuda de otros ayudará a motivarles y te mostrará a ti como alguien menos impaciente y más abierto. Muchas veces, cuando alguien te ofrece su ayuda y la aceptas, incluso aunque realmente no la necesites, lo que estás haciendo es contar con esa persona y demostrarle que su ayuda es necesaria.
Creo que no hay mejor forma de motivar a alguien que demostrándole lo útil que puede llegar a ser. Seguro que cuando empezaste en tu trabajo te gustaba que contasen contigo para hacer cosas, ya que a todo el mundo le gusta sentirse valorado ;)
Además, delegando ciertas tareas ganarás más tiempo para centrarte en otras. Muchas veces, ésto es más fácil hacerlo en el trabajo que en nuestra vida personal, pero también hay que intentarlo. Dentro de lo posible, contratar a alguien para que limpie tu casa o para que cocine te ayudará a tener más tiempo al que sacar provecho.
Por otra parte, si lo hay, cíñete al procedimiento. Haz un mapa mental de los pasos que tienes que seguir para conseguir algo, y síguelos, evita saltártelos.
Si te mentalizas desde el principio en todo el cauce que tienes que seguir, digamos que lo asumes y te resignas, pues eso es lo que hay. Así, a la hora de ponerte manos a la obra, como ya conoces los pasos, y sabes más o menos lo que vas a tardar, no te entrarán las prisas por acabar cuanto antes. Recuerda, cada cosa lleva su tiempo.
Los problemas, una vez que llegan, se solucionan actuando, no hundiéndote en ellos”
¿Alguna vez has sentido temor de comunicarle a alguien (tu jefe o quien sea) que ha surgido un problema con algo porque iba a reaccionar mal?
Otra forma muy útil (y necesaria) para no perder la paciencia es abrirse a los imprevistos.
Por mucho que planees las cosas, siempre puede haber algo que salga mal. Llegado el caso, lo mejor es tener una mente abierta y ponerte cuanto antes a buscar soluciones, en vez de recrearte en tus problemas, pues eso solo te deprimirá y te ofuscará. Además, podrías acabar pagándolo con quien menos culpa tiene.
Mantener la paciencia cuando surgen imprevistos te va a permitir tener la mente despejada para pensar soluciones y adaptarte a las circunstancias. Muchas veces, cuando perdemos la paciencia, nos ofuscamos y nuestra mente se bloquea, fijándole solo en el problema y siendo incapaz de pensar en las soluciones. En ese caso, respira profundamente y baja tu nivel de estrés.
Como puedes ver, mantener la paciencia y encontrar soluciones van muy de la mano.
7. Muchas veces no disfrutan de lo que hacen, y tampoco dejan disfrutar a los demás
¿Alguna vez has pasado toooooooda la tarde de compras con tu pareja? ¡Qué larga se puede hacer una tarde! Pero en ese caso, mejor dar feedback que enfadarse.”
Hay una frase por ahí que dice algo así como: la felicidad no solo consiste en alcanzar tus metas, también en disfrutar del camino.
Pues eso mismo. Las personas impacientes solo piensan en lo que tienen que hacer, y no saborean las pequeñas metas que van consiguiendo por el camino. Es más, muchas veces, cuando consiguen algo, no lo disfrutan porque ya están pensando en lo siguiente que tienen que hacer.

El perro del hortelano, ni come ni deja comer
Por otra parte, las personas impacientes, ya lo demuestren verbalmente o por su forma de actuar, suelen poner nerviosos a los que les rodean, lo cual generará en ellos sensación de prisa e incomodidad.
Otra forma de no disfrutar con lo que hacen es porque intentan hacer muchas cosas a la vez. Ya sé que en el mundo actual tenemos que ser todos multifunción y hacer mil cosas a la vez porque es lo que en el trabajo se espera de nosotros. Pero siempre que puedas, intenta atacar las cosas de una en una.
→Prueba a hacer ésto: serás más productivo si centras toda tu atención en un único punto que si dispersas tu mente en varias cosas a la vez. Al ser más productivo, además, no malgastarás tiempo y podrás hacer más cosas al día, con lo que te ahorrarás agobios innecesarios que podrían volverte más impaciente con los demás.
Cuando nos centramos en una sola cosa a la vez, lo damos todo porque estamos concentrados al 100%, y al darlo los resultados son mejor y, por tanto, la satisfacción por algo bien hecho. Se disfruta más del camino y de los resultados.
Piensa por ejemplo cuando estás concentrado en algo que te gusta y suena el teléfono. Estabas dando el 100% y esa interrupción te ha hecho perder el ritmo. Cuando se hacen varias cosas a la vez, o cambiar de tarea frecuentemente antes de terminar la anterior, provoca que tengamos que arrancar muchas más veces de las necesarias, y eso es lo que mas cuesta. Piensa en esa llamada que te acaban de hacer y en lo que te ha costado volver a coger el hilo de lo que estabas haciendo.
Si esperas menos de las cosas y de los demás, disfrutarás más”
Epílogo
Me ha quedado una entrada tan larga que bien se merece un epílogo jajaja.
Muchas gracias si has llegado a leer hasta aquí. Espero que algo de ésto te haya resultado útil y que te haya invitado a reflexionar. No quería escribir una entrada tan larga pero ya sabes que tampoco me gusta dejarte las cosas a medias, y pienso que aquí hay mucha información útil que había que ir desgranando y relacionando entre sí.
Es importante también que identifiques y apuntes las cosas, frases o circunstancias que pueden hacer que acabes perdiendo la paciencia. Antes de ponerte a trabajar en ti, y aplicar métodos de mejora sin ton ni son, es importante que te conozcas a ti mismo. El autoconocimiento es la fase previa para empezar a crecer.
Y ya sabes cómo funciona ésto. No basta solo con leer, además, tienes que coger los trucos que más creas que te pueden ayudar a mejorar y llevarlos a la práctica, porque solo con entrenamiento los vas a poder interiorizar.
Éstas son las fases por las que pasamos a la hora de aprender una habilidad.
- Inconsciente e inexperto
- Consciente e inexperto
- Consciente y experto
- Inconsciente e inexperto
Si estás en la primera fase, espero haberte ayudado a descubrir cosas que igual haces de manera inconsciente y que demuestran impaciencia, para pasar así a la segunda fase, la fase en la que eres consciente de que tienes que mejorar ciertos aspectos de tu paciencia. Y si estás en la segunda fase, puedes poner en práctica algunos de los trucos que has leído y que mejor se adapten a tu trabajo o a tu vida y que te ayudarán a pasar al resto de fases.
Si no sabemos en qué fallamos, difícilmente lo vamos a poder mejorar”
Para acabar, quería hablar también de las posibles causas que hacen que seamos impacientes, pero creo que eso lo dejaré ya para otra entrada. ;)
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Ahora que ya tienes unos cuentos trucos para detectar la impaciencia y combatirla, te invito a que pienses en ellos y busques cuáles te pueden venir bien.
Seguro que hay mil cosas más que describen a las personas impacientes, aunque yo me he intentado centrar en las que tienen que ver con el trabajo y que se pueden aplicar también en nuestra vida privada. Si conoces alguna más, no dudes en ponerla en los comentarios, estaré encantado de leerte y entre todos siempre podemos aprender más.
Y para finalizar, si te ha gustado lo que has leído, ¡compártelo en tus redes sociales! :)
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